sábado, 5 de septiembre de 2009
El periodo de adaptación
Fuente: http://tertuliademaestrasdeinfantil.blogspot.com/
La llegada de un niño a la Escuela Infantil es un gran acontecimiento en su proceso de desarrollo, por lo que creemos que es muy importante ponerse de acuerdo padres y educadores para ayudar al niño a que esta adaptación sea positiva.
El mundo afectivo del niño es el motor esencial de su desarrollo emocional, social e intelectual por lo que el período de adaptación es un proceso en el que el niño va elaborando, emocionalmente, la pérdida y la ganancia que le supone esa separación, hasta llegar a una aceptación de la misma.
La entrada en la escuela supone la primera separación niño/familia y es muy importante la manera de superarla porque, si vive esto bien, le ayudará a resolver futuras situaciones (entrada en la escuela primaria, su relación con personas desconocidas, etc.). Para el/la niño/a es la pérdida de un lugar definido, donde tiene un espacio seguro y conocido, con unas personas que están exclusivamente dedicadas a él/ella, y llegar a un lugar donde hay que compartir todo con otros niños/as, los objetos, el espacio, el educador, etc.
El niño vive con una gran ansiedad el momento de la separación de su familia, es una separación no sólo física, también mental. Se siente menos protegido y seguro, se siente solo, abandonado, con miedo; entender esta vivencia y comprenderla es fundamental para poder valorar la respuesta del niño ante la escuela, sus lloros, su pasividad y su temor son respuestas lógicas ante el nuevo reto que debe afrontar. Los adultos, tanto padres como profesores deben dirigir este proceso para que el niño lo supere sin traumas.
Por tanto, la entrada en la Escuela Infantil supone un cambio importante, implica una salida del medio familiar en el que se encuentra seguro y protegido, en el que además tiene un papel o rol determinado: siendo el pequeño, el mayor, el tranquilo, ...a un medio mucho más amplio que es la escuela, en el que las relaciones son distintas y que para él se presenta como algo desconocido.
Por tanto, se trata de que en este período se adapte fundamentalmente a:
• El espacio: conozca el centro y sus dependencias, el aula y sus materiales.
• Los adultos: distintos de sus padres, abuelos, amigos,...
• La separación de la familia y su aceptación.
Esto implica tiempo y procuraremos adaptarnos a los ritmos personales de cada niño. Es un proceso que cada niño tiene que realizar por sí mismo.
Los niños comienzan la escuela con diferentes grados de madurez social y emocional.
Es importante tener en cuenta de forma concreta a los alumnos con necesidades educativas especiales, que por sus características necesitarán un mayor apoyo y atención que sus compañeros.
Aceptar que debe compartir al adulto, que deja de ser el centro de atención y que debe relacionarse con otros niños y ajustarse a unos cambios espaciales y horarios es un proceso que le hace madurar, pero que al mismo tiempo le puede resultar doloroso.
Es muy importante, por tanto, adoptar una actitud que favorezca y facilite esta adaptación. Los espacios y materiales, los tiempos y las actividades a realizar durante este periodo deberán estar cuidadosamente estudiados para facilitar este proceso en todos y cada uno de los alumnos. La incorporación progresiva de los alumnos en pequeños grupos minimiza el esfuerzo de adaptación en los niños y facilita la tarea del educador.
La adaptación no es sinónimo de llorar o no llorar. Cada niño muestra su adaptación o inadaptación de distintas maneras.
Nosotros, padres y profesores, facilitaremos o entorpeceremos, pero es él o ella quien debe resolverlo y si forzamos su ritmo natural lo normal será una actitud de rechazo y miedo a lo desconocido.
Los padres y educadoras también pasan por el periodo de adaptación
Los padres también pasan por el periodo de adaptación, en el fondo sentirán que están separándose de su niño, surgirán temores y dudas acerca de la profesora, del colegio. Es importante que los padres no transmitan estos sentimientos e inseguridades al niño ya que dificultará el proceso de adaptación, por el contrario lo mejor será que educadores y padres se apoyen para que el niño supere este proceso con éxito.
Por otro lado, el papel de la educadora es muy importante, su habilidad, su empatía y equilibrio emocional posibilitará el manejo conductual en el aula, ella también deberá adaptarse, ya que conocerá las particularidades, los gustos o lo que le molesta a cada niño, de esta forma creará estrategias que faciliten un clima afectivo y adecuado para el aprendizaje.
Sugerencias para padres y educadores
• Considerar las conductas de este periodo como normales, sin presiones ni preocupaciones, es una etapa que pasa todo niño, lo mejor será ayudarlo, darle la seguridad que necesita y apoyar a la profesora por el bienestar del niño.
• Cada niño es diferente, algunos demoran más en adaptarse, compréndalo.
• Tenga cuidado con transmitir al niño sus temores, su ansiedad, aunque eso esté pasando, es prudente conversarlo con personas adultas, pero sin perjudicar al niño.
• Cuando se deja al niño en el nido, hay que despedirlo con alegría, con seguridad y afecto. No hay que acostumbrarlo a que llore para que usted regrese. Hable con el previamente para que se sienta más seguro.
• Cuando llore dígale con tono firme y sereno que usted regresará. Su actitud se transmitirá al niño. Cuando lo recoja, sea puntual, no cause en él sentimientos de abandono.
• Converse con él acerca de lo que hizo en la escuela, felicítelo por sus logros y por los juegos y actividades que realiza.
• En el aula, se debe respetar el curso de adaptación que sigue el niño. Estar en constante comunicación con los padres y brindar pautas y orientación.
• Desarrollar reuniones de padres, en los que se brinde información sobre el proceso de adaptación, características comunes en los niños y pautas de acción. Compartir dudas, conocimientos y experiencias es lo mejor entre los padres y maestros.
Con nuestra tranquilidad y apoyo ayudaremos al niño a afrontar la situación.
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